sábado, 7 de mayo de 2011

Poeta GONZALO ROJAS.

Poeta chileno nacido en Lebú, Arauco, en 1917.
Estudió Derecho y Literatura en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile. Fue profesor de Estética Literaria
y Jefe del Departamento de Castellano en la Universidad de Concepción. Ejerció la docencia  en Utah, EE.UU., Alemania y Venezuela. Organizó a partir de 1958 los famosos Congresos de Escritores en Concepción,  reuniendo lo más selecto de la literatura latinoamericana. Fue diplomático en China y Cuba. Perteneció al grupo surrealista reunido en torno a la Revista Mandrágora
, 1938 - 1943.
Recibió numerosos premios internacionales, entre los que se cuentan: Premio Sociedad de Escritores de Chile por
«Poesía Inédita» 1946, Premio Reina Sofía de poesía de España, Premio Octavio Paz de México y José Hernández
de Argentina, además del Premio Nacional de Literatura de Chile en 1992 y del Premio Cervantes de Literatura 2003.
Luego de una corta enfermedad, falleció el 25 de abril de 2011.



Algunos  de sus gratos Poemas:
Al silencio

Oh voz, única voz: todo el hueco del mar,
todo el hueco del mar no bastaría,
todo el hueco del cielo,
toda la cavidad de la hermosura
no bastaría para contenerte,
y aunque el hombre callara y este mundo se hundiera
oh majestad, tú nunca,
tú nunca cesarías de estar en todas partes,
porque te sobra el tiempo y el ser, única voz,
porque estás y no estás, y casi eres mi Dios,
y casi eres mi padre cuando estoy más oscuro.




 
Asma es amor
                                                    A Hilda, mi centaura
Más que por la A de amor estoy por la A
de asma, y me ahogo
de tu no aire, ábreme
alta mía única anclada ahí, no es bueno
el avión de palo en el que yaces con
vidrio y todo en esas tablas precipicias, adentro
de las que ya no estás, tu esbeltez
ya no está, tus grandes
pies hermosos, tu espinazo
de yegua de Faraón, y es tan difícil
este resuello, tú
me entiendes: asma
es amor.




Muchachas

Desde mi infancia vengo mirándolas, oliéndolas,
gustándolas, palpándolas, oyéndolas llorar,
reír, dormir, vivir;
fealdad y belleza devorándose, azote
del planeta, una ráfaga
de arcángel y de hiena
que nos alumbra y enamora,
y nos trastorna al mediodía, al golpe
de un íntimo y riente chorro ardiente.



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